Créditos: Carburando.com
¿El día de la desobediencia?
Aquel 29 de marzo de 1981 pareció serlo.
Aquel día en Rio de Janeiro, Carlos Alberto Reutemann logró una de sus victorias más resonantes de la Fórmula 1.
Un día que tendría su influencia en la resolución del campeonato de aquella temporada.
La carrera se corría en el autódromo de Jacarepaguá, Lole con su Williams nº 2 iba en punta; la carrera finalizaría en el giro 62, estando estipulado que serían 63.
La planilla oficial de la deportiva indicaba que el argentino le ganaba al australiano Alan Jones por 5seg10/100 cuando transcurrían 50 vueltas.
Brasil siempre había sido un país venturoso para el santafecino. Allí ganó cuatro veces: 72, 77, 78 y 81. Pero aquella del 81 fue su victoria contra todos, incluso contra su jefe.
Los contratos de Jones y Reutemann no admitían interpretaciones. Carlos debía cumplir a rajatabla las cláusulas.
Ese día Lole se cansó, estaba harto de cumplir las reglas que lo relegaban a una posición de sometimiento.
A partir de la vuelta 55 y por espacio de cuatro, en la carrera corrida bajo un diluvio, Jeff Hazell, manager del equipo Williams, ponía un cartel en plena recta principal que decía: "Jones-Reut", que Lole no vio. No vio o se hizo el distraído, al respecto el piloto argentino decía: "No vi ninguna orden o señal de los boxes. Ni siquiera vi a Jones en carrera, porque la lluvia no me dejaba ver lo que pasaba atrás. Yo me preocupé por hacer mi carrera y punto".
Las explicaciones de Reutemann no alcanzaron para calmar la bronca de Jones que salpicaba con ironía: "Me parece que Carlos no ve bien. A lo mejor es corto de vista, ¿no?"
Muchos años después en su despacho de la gobernación de Santa Fe, Lole, se sinceraba con el periodista Alfredo Parga, para su libro "Los días de Reutemann":
"A mi nunca me indicaron la diferencia que yo llevaba. Si lo hubieran hecho y yo lo hubiera necesitado, apretaba y le sacaba 10, 15, 20 segundos. Mi auto era superior; la prueba está que yo hago mi mejor vuelta en la penúltima de la carrera (1m54s78), cuando más llovía. Muy lejos de la mejor de Jones (1m55s21), así que ahí se ve el resto que yo tenía.
"Claro que vi los carteles; vi las señales; lo vi todo. Pero también pensaba mientras veía todo eso que si yo hacía caso a los carteles, era mucho más digno volver al box, preparar el bolso y despedirme de las carreras. Dedicarme a otra cosa. Desobedecí; volvería a desobedecer si la circunstancia se repitiera. No tengo otra respuesta".
En el libro "Ser o no Ser" de Gabriel Pandolfo se revela una conversación De Carlos Reutemann con Frank Williams al finalizar el GP.
FW: Carlos: ¿Por qué no le hiciste caso al cartel?
CR: ¿Cartel? ¿Qué cartel Frank? Yo no vi ninguno.
FW: Vamos no me digas que no lo viste. Reutemann se tomó unos minutos y respondió:
"No voy a decir nada, solo que una carrera la regalo dos no", en alusión a la primera fecha del 81 cuando en Long Beach iba primero y tuvo que dejar ganar a Jones", fingiendo un pequeño despiste.
Williams se fue serio y preocupado del box nº 1 de Jacarepaguá. No habló con la prensa, no se detuvo ni a saludar a sus más íntimos colaboradores.
Eran las 4 y 20 de la tarde, todavía llovía, Lole ya se había sacado el antiflama. Sin embargo nadie se le había acercado a felicitarlo por el triunfo. En la escudería nadie se puso contento. Y eso era muy raro para un equipo que volvía a hacer el 1-2.
A pesar de que días después Williams habló con la prensa y dijo que tenía en su escudería a dos número uno, la relación se quebró y este le dio la espalda a Carlos, quién aún así ganó al poco tiempo en Zolder, Bélgica.
Carlos Alberto Reutemann no fue Campeón del Mundo de Fórmula 1 por obra y gracia de su equipo, del cual muchos dicen se cobro la factura de aquella vista gorda del argentino.
El destino, la suerte o vaya a saber que lo privaron de un titulo que merecía.
Para los argentinos aquella desobediencia de "Lole" fue una de las victorias con el más agradable sabor que un triunfo puede dejar.
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